Valdelacalzada: Menayo, Kiko, Saúl (Adrián, 78'), Javivi, Richard, Esco, Rico, Sito (Soto, 69'), Caldera, Meli y Albertino (Tello, 71').
Árbitro: Pérez Ramos, de la delegación de Plasencia. Estuvo mal, demasiado tarjetero con una actitud excesivamente autoritaria. Expulsó con tarjeta roja directa a los valvienses Richard (68'), al entrenador Diego Merino (69') y a Francis (81'), a éste en el banquillo. Además mostró cartulina amarilla a los moralos Joni, Fran Mancha, Pino, Jonathan y Rulo; y a los visitantes Kiko, Saúl, Javivi, Rico, Caldera, Adrián y a un auxiliar en el banquillo.
Goles: 1-0 Asiel (70'). 2-0 Pino (90').
Incidencias: Unos 300 espectadores en las gradas del Municipal de Navalmoral en tarde soleada. Rectángulo de juego en pésimas condiciones.
Comentario: El equipo de Navalmoral respira... aunque debe seguir haciendo lo que está haciendo para que no vuelva a faltarle el aire. Casta, entrega e insistencia para madurar los partidos y aprovechar su oportunidad. Y eso que sufrió el mazazo de fallar un penalti al comienzo de la segunda mitad, pero no se derrumbó y lo que es más importante no permitió que el rival se creciese por esa circunstancia. El triunfo lo sudó el Moralo, lo trabajó sin desaliento, principalmente después del descanso, y lo consiguió con merecimiento. Estos importantes puntos le vienen en el mejor momento para poner tierra de por medio con el peligro, aunque debe saber que aún no ha hecho nada cuando restan 21 puntos por disputarse para finalizar el campeonato. A la vuelta de cualquier jornada está la tranquilidad pero también la inquietud, y dependiendo de las numerosas circunstancias que mueven los partidos encuentras una u otra.
Y esta vez el conjunto de Rus, que por cierto cumplió su sanción de dos encuentros desde la grada, halló la calma porque supo buscarla. En el primer tiempo el Valdelacalzada, que llegó al Municipal con cinco victorias consecutivas que le han asentado en zona tranquila, tuvo el balón y dominó el juego ante un Moralo apático que no le salió nada para pisar el área contraria. Ni a balón parado generaron peligro los verdes. Los valvienses estuvieron muy cómodos en defensa y llegaban con más frecuencia al portal local. De hecho dieron el primer gran susto, que se convirtió en el único que hicieron en todo el partido.
Una jugada por la izquierda de su ataque colocó a Esco en el mano a mano con Joni, pero el guardameta adivinó la intención y taponó bien por bajo para abortar el peligro y la clara ocasión de gol de los amarillos. El miedo recorrió el cuerpo de los moralos pero aguantaron bien hasta la llegada del intermedio. Ahí, en el vestuario, el mister local leyó el encuentro y le salió muy bien.
La segunda mitad fue netamente morala y eso que tampoco arrolló al Valdelacalzada para crear numerosas ocasiones. Sí que el conjunto de Navalmoral fue empujando poco a poco al rival sobre su parcela y las llegadas sobre el área se fueron sucediendo. Los verdes, con Romi y Adri en los extremos, dieron mucho más ritmo al juego y no cesaron de dar trabajo a los defensas y cancerbero contrarios. Adelantó metros también su retaguardia y asumió riesgos en busca de la ofensiva que abriera el enfrentamiento.
Cuando ya el Moralo había mostrado sus intenciones para el segundo periodo, en los primeros compases, Romi le hizo un lío a Javivi y el zaguero cometió una clara zancadilla dentro del área. El penalti lo lanzó Pino pero Menayo no sólo le adivinó el disparo para rechazarlo sino que hizo lo propio en el posterior tiro que le cayó de nuevo a Pino. Toda una lección de habilidad y reflejos del guardameta en un momento clave del choque que su equipo no supo aprovechar en los siguientes minutos.
Y es que a quien llegó a espolear ese error en la pena máxima fue al Moralo, que siguió insistiendo y acumulando aproximaciones a la portería visitante encerrando a un contrario que tímidamente buscó el contragolpe. Los de Navalmoral estuvieron seguros y certeros para fracasar cualquier intentona valviense de sorprender. Y en esas llegó el lance que decidió la suerte del envite. Richard dio una patada involuntaria en el pecho a Adri en la línea de 3/4 y el colegiado lo expulsó. Quizás esa decisión fue exagerada porque Richard no vio al jugador local pero lo cierto es que la falta fue muy peligrosa y Adri acabó con algunos tacos marcados en su cuerpo.
Y a la salida de ese golpe franco llegó el 1-0. Óscar remató para crear apuros dentro del área pequeña, Rulo recogió escorado un rechace y la puso en la cabeza de Asiel para clavar el cuero en las redes. Explosión de júbilo y premio a la constancia.
Con un jugador menos y su entrenador en la grada también por expulsión, el Valdelacalzada no se rindió pero fue incapaz de comprometer a un Moralo asentado y crecido que encontró una y otra vez muchos huecos para atacar.
Ya en las postrimerías del partido, Pino recogió un balón aéreo, ganó metros y no se lo pensó para chutar con fuerza por alto desde fuera del área. A pesar de la estirada de Menayo el balón entró como un obús después de tocar el larguero. Un auténtico golazo para el 2-0 que aseguró la victoria a un Moralo que el Jueves Santo frente al Villafranca a domicilio y el domingo siguiente en casa ante el Miajadas deberá hacer más valiosa aún para continuar con la escalada.
Y esta vez el conjunto de Rus, que por cierto cumplió su sanción de dos encuentros desde la grada, halló la calma porque supo buscarla. En el primer tiempo el Valdelacalzada, que llegó al Municipal con cinco victorias consecutivas que le han asentado en zona tranquila, tuvo el balón y dominó el juego ante un Moralo apático que no le salió nada para pisar el área contraria. Ni a balón parado generaron peligro los verdes. Los valvienses estuvieron muy cómodos en defensa y llegaban con más frecuencia al portal local. De hecho dieron el primer gran susto, que se convirtió en el único que hicieron en todo el partido.
Una jugada por la izquierda de su ataque colocó a Esco en el mano a mano con Joni, pero el guardameta adivinó la intención y taponó bien por bajo para abortar el peligro y la clara ocasión de gol de los amarillos. El miedo recorrió el cuerpo de los moralos pero aguantaron bien hasta la llegada del intermedio. Ahí, en el vestuario, el mister local leyó el encuentro y le salió muy bien.
La segunda mitad fue netamente morala y eso que tampoco arrolló al Valdelacalzada para crear numerosas ocasiones. Sí que el conjunto de Navalmoral fue empujando poco a poco al rival sobre su parcela y las llegadas sobre el área se fueron sucediendo. Los verdes, con Romi y Adri en los extremos, dieron mucho más ritmo al juego y no cesaron de dar trabajo a los defensas y cancerbero contrarios. Adelantó metros también su retaguardia y asumió riesgos en busca de la ofensiva que abriera el enfrentamiento.
Cuando ya el Moralo había mostrado sus intenciones para el segundo periodo, en los primeros compases, Romi le hizo un lío a Javivi y el zaguero cometió una clara zancadilla dentro del área. El penalti lo lanzó Pino pero Menayo no sólo le adivinó el disparo para rechazarlo sino que hizo lo propio en el posterior tiro que le cayó de nuevo a Pino. Toda una lección de habilidad y reflejos del guardameta en un momento clave del choque que su equipo no supo aprovechar en los siguientes minutos.
Y es que a quien llegó a espolear ese error en la pena máxima fue al Moralo, que siguió insistiendo y acumulando aproximaciones a la portería visitante encerrando a un contrario que tímidamente buscó el contragolpe. Los de Navalmoral estuvieron seguros y certeros para fracasar cualquier intentona valviense de sorprender. Y en esas llegó el lance que decidió la suerte del envite. Richard dio una patada involuntaria en el pecho a Adri en la línea de 3/4 y el colegiado lo expulsó. Quizás esa decisión fue exagerada porque Richard no vio al jugador local pero lo cierto es que la falta fue muy peligrosa y Adri acabó con algunos tacos marcados en su cuerpo.
Y a la salida de ese golpe franco llegó el 1-0. Óscar remató para crear apuros dentro del área pequeña, Rulo recogió escorado un rechace y la puso en la cabeza de Asiel para clavar el cuero en las redes. Explosión de júbilo y premio a la constancia.
Con un jugador menos y su entrenador en la grada también por expulsión, el Valdelacalzada no se rindió pero fue incapaz de comprometer a un Moralo asentado y crecido que encontró una y otra vez muchos huecos para atacar.
Ya en las postrimerías del partido, Pino recogió un balón aéreo, ganó metros y no se lo pensó para chutar con fuerza por alto desde fuera del área. A pesar de la estirada de Menayo el balón entró como un obús después de tocar el larguero. Un auténtico golazo para el 2-0 que aseguró la victoria a un Moralo que el Jueves Santo frente al Villafranca a domicilio y el domingo siguiente en casa ante el Miajadas deberá hacer más valiosa aún para continuar con la escalada.